A casi 6 meses de que no estas, de que -tu cuerpo y mente- decidieron dejarnos y recorrer otros caminos. A casi 6 meses de no verte (físicamente) de no escucharte, sentirte, de no saber que te pasa. Todavía tengo muchos recuerdos, momentos que hubiera querido no ver, quizás hubiera sido mejor que la ultima despedida sea en buenas condiciones, verte "bien", despierto y con una mínima luz en la cara. Tal vez no fue muy bueno haberte visto en ese cuadrado, en esa caja de pocos metros, dura, concisa, sin nada que decirnos; cubierto de telas blancas, un poco pintado. Frío, distante... Nunca creíste en Dios ni nada que se le parezca, pero en el fondo aun así el estaba con vos, su presencia te ayudo aunque vos lo niegues. Tenias en esa ultima oportunidad un aire del señor, nose como explicarlo... Pero así lo sentí en ese instante, y quise gritar y decir ¡Porque le ponen una cruz. El no cree en esas cosas y no hubiera querido tener una!; pero en el fondo no pude, quizás porque sabia que ni el mismo en verdad si tenia fe, y que todo lo que había pasado podría haber sido peor sin su ayuda.

Hoy a casi 6 meses no puedo dejar de pensar en los últimos momentos, en las largas jornadas que pasaste, en todos los sufrimientos, en las quejas, en los llantos. En tus ultimas palabras, en decirme que me cuide, que me porte bien. A veces me siento culpable por haber echado de menos cuando te sentías mal, supongo que mi inconsciente quería pensar que no era tan grave lo que estaba sucediendo. ¡Pero si lo era! estabas luchando minuto a minuto por tu vida, aunque sabias que en algún momento iba a llegar el fin... Te estabas despiendiendo de nosotros poco a poco, ya tenias pocos momentos de lucidez, ya no querías nada, pero cuando te venia esa luz, te ponías mal y querías tirar todo a la mierda. ¡Que buenos fueron entonces los medicamentos pienso! Te evadían de la realidad, te hacían pensar otras cosas, no sentir tanto el dolor. Nos los dejaste a nosotros y no te culpo de eso.
La vida es una sola, y depende de cada uno de nosotros como queremos vivirla, algunos la recorren varios años, hasta ser viejos, otros se bajan en paradas mas nuevas. Vos querías vivir, vos estabas feliz con tu trabajo después de tantos años, vos no sabias que te había pasado, odiabas los hospitales, nunca habías ido a ninguno y quizás por eso fue que no pudimos ver a tiempo el malestar que te estaba comiendo por dentro lentamente.
¡Pero quien iba a pensarlo! ¿Quien se iba a imaginar que un día cualquiera, del mes de diciembre, te ibas a levantar mal y te ibas a desmayar? ¿Quien iba a pensar que a la semana te iban a operar? ¿Quien iba a pensar que te habían diagnosticado cáncer? Quien iba a pensar que en unos meses esta enfermedad DE MIERDA te iba a comer por dentro y hacer desaparecer, mas allá de lo físico, lo emocional y las ganas de vivir?
Nadie lo iba a pensar, porque las cosas a veces suceden por motivos que desconocemos. Y aunque le demos una y mil vueltas a la cuestión, no tiene respuesta -ni medica ni espiritual- y nunca la va a tener.
Hoy te extraño, quizás porque nunca nos dimos la oportunidad de conocernos del todo, aunque sea un identiquit de vos en versión femenina, aunque teníamos muchas cosas en común. A veces te odie, te quise mandar a la mierda, lo reconozco. Pero hay veces que los padres tienen que ser rectos con los hijos. Por suerte no tuve mucho de eso con vos, no tuvimos peleas casi, no hubo conflictos, (quizás porque apenas hablábamos...) nunca me levantaste la mano-salvo esa vez cuando tenia unos 5 años-y de lo cual no tengo muchos recuerdos claros...
Pero a pesar de todo, hoy te extraño y mañana también lo haré y así por el resto de mis días. Tengo muchísimos recuerdos, lindos y feos. De cuando era chica y de los últimos días a tu lado.
Pero tiñendo lo malo y realzando lo bueno, sos mi papa.

Mi papa por siempre.